Hoy os quiero hablar de uno de las facetas más maravillosas del mundo esotérico, y que casi todos hemos usado alguna vez en nuestra vida: las velas.
Casi todos en alguna ocasión hemos encendido una vela para celebrar nuestro cumpleaños, o nuestro aniversario de boda, e incluso los más osados las usamos para practicar la Magia cada día, y por eso es importante saber con qué materiales estamos trabajando y cerciorarnos de que son los más adecuados.
Dejando de lado todas las cuestiones festivas y/o eróticas que comportan las velas, voy a centrarme en sus usos mágico-esotéricos. Esta primera distinción la hago porque no todas las velas se usan con fines mágicos, sino que también podemos usar velas para adivinación, meditación, mediumnidad o incluso como mancia, y es importante usar los mejores productos a tu disposición.
Para ello, primero nos centraremos en lo que forma esencialmente una vela: la cera.
Permitidme que me ponga en plan profesor Popsnuggle para explicar lo que es una cera. Las ceras son ésteres de los ácidos grasos con alcoholes de peso molecular elevado, es decir, son moléculas que se obtienen por esterificación, reacción química entre un ácido carboxílico y un alcohol, que en el caso de las ceras se produce entre un ácido graso y un alcohol monovalente lineal de cadena larga. La temperatura de fusión de la cera es de por encima de 45°C formando un líquido de baja viscosidad. Son sustancias insolubles en agua pero solubles en disolventes no polares, orgánicos. Todas las ceras son compuestos orgánicos, tanto sintéticos y de origen natural. Vamos, para entendernos todos, la cera no es más que el producto final de la reacción química entre un ácido graso y un alcohol.
Tradicionalmente, las velas se han fabricado con cera de abejas, a ser posible virgen, pero hoy en día tenemos diferentes productos en el mercado que nos pueden servir de igual forma e incluso nos permiten jugar con colores y aromas que, permítanme el snobismo, no me atrevería a usar con la cera de abejas. Enumeraremos por tanto los diferentes productos que podemos usar:
1. Cera de abejas
2. Parafina
3. Cera de carnaúba
5. Cera de Soja.
6. Estearina de palma.
La cera de abejas, como su propio nombre indica, la crean esos maravillosos seres a los que les debemos más de lo que nos imaginamos, y no me refiero a la miel precisamente. Se dice que si las abejas se extinguieran, el 90% de las especies vegetales se extinguirían con ellas. Así que, una recomendación: la próxima vez que os crucéis con una abeja, dejadla pasar. Esta cera se obtiene de los panales, donde las obreras construyen las celdas con este material para guardar comida y las nuevas generaciones de Mayas. En el mercado podemos encontrar dos tipos de cera de abejas: la virgen y la refinada. La primera siempre es amarilla y no ha pasado por ningún proceso de limpiado, por lo que puede contener restos o impurezas, pero es de una calidad extra. La segunda se puede encontrar tanto en color amarillo como blanco, y se usa de la misma manera que la primera.
La parafina ha sido, a mi juicio, la gran revolución en el mundo de la confección de velas. Es mucho más barata que la cera, tiene distintos puntos de fusión, con lo que podemos hacer velas de diferentes tipos y durezas, y al ser incolora se puede teñir con cualquier color sin problemas. En un principio las parafinas provenían del petróleo y el carbón, pero últimamente se han comenzado a comercializar parafinas de origen vegetal que tienen mucho mejor resultado que las petrolíferas. Hay que tener precaución a la hora de manipular este compuesto, ya que tiene una capacidad bárbara de conservación térmica, y te puede hacer una gran quemadura.
La cera de carnaúba es probablemente la cera vegetal con mayores usos industriales. Proviene de una palma endémica (Copernicia prunifera) de la región noroeste del Brasil, donde se le llama también «árbol de la vida». Es la cera natural con el punto de fusión más alto (entre 75 y 85 ºC), y se usa tanto para abrillantar y alargar la vida de muchos vegetales, como para la confección de betunes, ceras para automóviles, cremas y cosméticos, etc. Como tiene un punto de fusión tan alto, es ideal para hacer velas con un toque rústico. El inconveniente es su elevado precio en el mercado.
La cera de soja es un producto que se ha puesto muy de moda últimamente, sobre todo para hacer velas de masaje, ya que no irrita la piel como otras ceras. Se obtiene de la prensa de las habas de soja separando la parte líquida de la sólida, y después hidrogenando el líquido a una temperatura de entre 140 y 225 ºC hasta obtener una cera moldeable y solidificable. Es una cera muy moldeable, de fácil fundido y manejo, pero es carísima. Además, la parafina vegetal tiene unas características muy parecidas a esta cera y es mucho más barata.
La estearina de palma, o ácido esteárico, no es una cera en sí misma, sino que es más bien un aditivo que ayuda a endurecer la parafina y hacer que ésta dure más. La estearina se obtiene de la parte carnosa de los frutos de la palma aceitera que, tras procesarlos y separarla de la oleína (aceite de palma comestible), se convierte en una cera muy nutritiva que se usa especialmente en cosmética. Cuando se mezcla con la parafina, la dota de mayor dureza y durabilidad, pero a cambio clarea el color y opaca la mezcla. Es recomendable usar un 5% de estearina en los preparados de parafina para que ésta rinda más.
Hasta aquí, la cuestión de las ceras. Pero ¿y los pabilos? Pues tenemos en el mercado diferentes tipos de mecha que nos pueden servir bien. Hay que tener en cuenta que el grosor de la mecha tiene que ir en consonancia con el grosor de la vela. Si se pone una mecha muy fina en una vela muy gruesa, sólo consumirá la parte interior de la vela, mientras que si se hace al contrario nuestras velas no durarán nada.
Con respecto a los colorantes y los aromas, en el mercado existen diferentes variedades que se pueden usar sin problemas. Los colorantes normalmente son con base de anilina, y se disuelven en la cera líquida, dando una intensidad de color mayor o menor dependiendo de la cantidad que se añada. Los hay en barra, en perlas, en pasta y en polvo. Yo personalmente, si voy a usar colorantes de anilina, prefiero los que vienen en perlas, porque así uso la cantidad exacta y no malgasto producto, ya que no son baratos. Los aromas son bases oleaginosas aromáticas que dotan a nuestras velas del olor que queremos. Normalmente suelen ser aromas artificiales, pero se puede usar aceite esencial o una tintura natural.
Yo, personalmente, en esto de los colorantes y los aromas soy bastante tiquismiquis, y suelo usar productos naturales siempre que puedo. Así, por ejemplo, para obtener un bonito color amarillo uso cúrcuma, para el naranja achiote, para el rojo carmín, para el verde espirulina, para el azul lombarda, para el violeta remolacha y para el negro saúco. El blanco, sintiéndolo mucho, tiene que ser mineral. No hay ningún colorante blanco de origen vegetal. Es imporante usar el producto en un polvo lo más fino posible, a fin de que tiña bien. También se pueden usar colorantes alimenticios si éstos se diluyen bien en grasa. Con los aromas, me pasa algo parecido. Prefiero usar aceites esenciales puros y naturales. Su aroma es más profundo y cunden mucho más.
Espero que os haya gustado este repaso de las velas. En breve, colgaré unos vídeos donde me veréis hacerlas, para que no os quede ninguna duda. Mientras tanto, recordaros que mis velas están a la venta y a tu disposición en el 971 140 945 o escribiendo un correo a la dirección eltarotdeluciano@gmail.com.
Que la Diosa y el Dios os colmen de bendiciones, os den luz y os protejan en este camino que es la vida.
Debe estar conectado para enviar un comentario.